Radiografía de una Administración en funciones

Fuente: 
Capital Humano

Incluye declaraciones de Jordi Solé, Presidente de Fedeca.

"Los funcionarios señalan la falta de iniciativa de los altos cargos del Estado y denuncian la precarización del sector público debido al bloqueo de la financiación autonómica"

El pasado 29 de abril, un día después de las Elecciones generales, el Gobierno central quedó en funciones a la espera de la conformación de una mayoría parlamentaria sólida en las Cortes. Desde entonces, han pasado más de 130 días, e incluso ha habido un intento de investidura (la del 25 de julio) pero España continúa sin tener un ejecutivo plenamente operativo. Más allá de la aparente incapacidad de los partidos políticos para ponerse de acuerdo, ¿cómo está afectando esta situación de provisionalidad a los casi 2,5 millones de empleados públicos que trabajan, hoy en día, en el conjunto de las administraciones?, ¿en qué se traduce, en la práctica, la falta de acuerdo político?

En realidad, el poder ejecutivo no ha dejado de funcionar en ningún momento. Continúa habiendo reuniones de ministros y se están tomando decisiones ordinarias. Simplemente, no está a pleno rendimiento. Y es que, tal y como establece la Ley 50/97 del Gobierno, el ejecutivo en funciones no puede presentar a las Cortes un proyecto de Presupuestos Generales del Estado, ni promover ningún tipo de iniciativa legislativa. Tampoco le está permitido adoptar acuerdos que puedan comprometer el programa político del siguiente gabinete, salvo que se trate de casos de extrema urgencia. Es decir, cuando haya peligro de que se produzca un perjuicio grave si no se actúa.

NAVEGANDO A LA DERIVA

Jordi Solé, presidente de la Federación de Asociaciones de Cuerpos Superiores de la Administración Civil del Estado (Fedeca), utiliza el símil del barco sin timonel para describir la situación: "estamos trabajando con cierta normalidad en lo que afecta al ciudadano de a pie: expedientes administrativos, tramitación multas, impuestos, etc. Pero cuanto más subimos en el escalafón y más nos acercamos al Gobierno se hace más evidente que no se están tomando decisiones y que nos movemos por inercia, como un transatlántico sin patrón. No pasa nada. Nos lo podemos permitir durante un tiempo, pero va a llegar un momento en el que será insostenible seguir sin una persona al mando".

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