LA VALENTÍA DE LAS PALABRAS PARA CONSEGUIR LA IGUALDAD

Fuente: 
mujeresenelsectorpublico.com

Las palabras son imágenes que representan la realidad. Esta especie de greguería quiere ser una reflexión sobre el potencial que tiene el lenguaje para construir un mundo más igualitario, más justo y, en definitiva, mejor.

La actitud que adoptemos ante el uso del lenguaje define y retrata nuestra concepción de la realidad en el plano individual, social e institucional y, claro está, nuestra concepción del mundo, privado y público.

El modo de emplear el lenguaje influye decisivamente en la forma de pensar y estructura nuestro pensamiento. La interrelación entre el lenguaje y el pensamiento ha sido objeto de numerosos estudios de Psicología que demuestran que el género gramatical de las palabras afecta a las representaciones de los objetos y de las personas que nos rodean. La consecuencia de esta interrelación es muy relevante porque los términos genéricos que usamos para hacer referencia a las personas y las cosas activan su representación mental (YASMINA OKAN, STEPHANIE M. MÜLLER y ROCIO GARCÍA-RETAMERO).

Por este motivo, el uso del lenguaje es tan importante en relación con los estereotipos y roles de género, puesto que tiene un papel fundamental, bien para su perpetuación, bien para su destrucción.

En un pequeño experimento empírico con menores de unos diez o doce años, de ambos sexos, con el mismo entorno educativo, a los que se les pidió que dibujaran a colectivos de policías, médicos, deportistas y músicos, se obtuvo que en un altísimo porcentaje aquéllos visualizaran mayoritariamente figuras del sexo masculino.

Señala la Catedrática de Sociolingüística MERCEDES BENGOECHEA BARTOLOMÉ que “hay una íntima conexión entre la lengua utilizada en el mundo público y la posición femenina en esta sociedad, y… por tanto, para potenciar el cambio de una sociedad donde mujeres y hombres no gozan de iguales oportunidades, es conveniente modificar el lenguaje que usamos en las empresas, instituciones y medios de comunicación“. Yo diría más, es necesario. El lenguaje es una potente herramienta para conseguir fines y metas, sociales e institucionales, y, por tanto, para avanzar en la destrucción de estereotipos, roles de género y desigualdades.

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